Diario de Butros y Dóxa. 2
Llovía. Dóxa permanecía sentada dentro del restaurante, junto a la mesa reservada para celebrar nuestro décimo aniversario juntos. Al entrar y acercarme me vio empapado.
—¿Sin paraguas?
—No quise cogerlo
—¿Por qué?
—Para mojarme y el calor de tus besos me secaran.
Que bonito. Sigo pensando que se te da muy bien este género.
Es tan bonito decir ese tipo de cosas a la persona que quieres.