Reflexión en voz alta.
¡No! No dispongo del suficiente tiempo para cuidarme. Me explicaré. Expertos, estudiosos, sabios y como no, los llamados «influencers»; por cierto, anglicismo no autorizado por la R.A.E.; dicen los conocedores de mercadotecnia; (léase marketing, anglicismo, tampoco es palabra autorizada), que estos individuos son personas con ‘cierta’ credibilidad acerca de un tema concreto. Es decir, una especie de tertuliano de algún medio de comunicación; excluyo a Tele 5 que se ocupa de otras cosas; autónomo (sin deseo alguno de faltar el respeto a los verdaderos autónomos, que si trabajan), que dedica su tiempo a convencer, por su belleza, labia y otras virtudes ocultas, a la miríada de seguidores, que practican el esnobismo.
No quiero diluirme, mis disculpas. Decía que no tengo suficiente tiempo para seguir las pautas de la lluvia de recomendaciones, ciertas o no, sobre la alimentación. Comenzaré. Al parecer es imprescindible dormir 10 horas. Me restan 14 para trabajar, efectuar ejercicio, desplazarme, asearme, alimentarme, beber, realizar compras, leer, escuchar música, ir a algún evento cultural: exposiciones, cine, teatro, conciertos, etc. Debo darme prisa para ganar tiempo.
Ni que decir tiene si me detengo a cumplir las pautas recomendadas para alimentarme y conseguir una salud de hierro. Este o aquel superalimento, cinco piezas de frutas al día, fibra suficiente para los intestinos, lácteos, eliminar hidratos, tomarlos, cereales, con o sin elementos negativos, no tomar conservas en lata, beber leche con o sin lactosa, con o sin añadidos de calcio o vitaminas, evitar pescados con minerales o micro plásticos, no admitir ciertos conservantes por ser causantes de cáncer, no beber alcohol, bueno en ocasiones sí, o no, depende de si me desplazo en algún vehículo propio. Mi casa tiene ahora 3 frigoríficos y cuatro congeladores. Me mudaré pronto a otra con cocina, cocina, cocina, dormitorio y baño.
Comprar alimentos siguiendo los modelos positivos, me provoca situaciones agobiantes y me originan reacciones psicosomáticas y en ocasiones trastornos psicológicos de algún carácter por definir. Algún que otro mes, debo pedir cita a mi psicólogo para iniciar el tratamiento que me devuelva a mi anterior situación. En ocasiones salgo llorando del supermercado. A veces me confundo, no se si tomé tal o cual fruta u otro elemento, que ayuda a los intestinos, la próstata, el corazón, la tensión, los músculos, alcanzar la felicidad, tener éxito en el trabajo etc. etc. y etc. Llevo una agenda diaria, que también roba tiempo. Menos mal que compré un reloj de pared, de pilas, en uno de esos bazares repletos y gerenciados por una familia de procedencia china. Resulta curioso que el aparato se haya puesto de acuerdo con los datos ‘recomendados’, se retrasa una hora cada día, lo que me genera algo más de tiempo que ocupo en otros menesteres. Hoy sin ir más lejos, según el ordenador en el que tecleo esta reflexión, es jueves 23 de Junio, 7:30 de la mañana, y sin embargo siguiendo el reloj, me encuentro a miércoles 15 de Junio, 16:30 de la tarde.
Ya me quedan menos horas de las supuestas 24. No puedo ni debo enfermar, creo que me cuido, ¿suficiente? Esa es otra, pido cita con el médico para otra con el especialista, pasan quince o más días para visitarle, y otros sesenta o más para el especialista. ¿Qué le ocurre? —pregunta— Si lo supiera no vendría a verlo—respondo—.
Disfruto de jornadas agobiantes. Sigo sin pareja desde hace años. ¡No! No es que no quiera, la realidad es que no tengo tiempo, nada de tiempo. ¿Cómo voy a dedicar mis menos seis horas al día en la búsqueda de pareja femenina? Y si la encontrara o ella a mí, ¿Qué podríamos hacer juntos si no dispongo de tiempo? Intentaré superar la crisis existencial por mor de la intensa información que los medios me asaetean en cada momento. No es posible, seguiré célibe.
Menos mal que el reloj de pared sigue retrasando una hora diaria, claro que a este paso seguro que regresaré al año 2020 y volveré a confinarme. Debo estar incluido en la curvatura del espacio-tiempo del señor Albert Einstein.
Os dejo, debo leer a mi querido Marcel Proust «En busca del tiempo perdido».
© Anxo do Rego. Junio 2022. Todos los derechos reservados.
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