Revisado y actualizado.
Cada año después de sumar uno más y restar el mismo al resto de mi vida, vuelvo a tener unos días de reflexión, fundamentalmente para comprobar; tras pasar lista a cuanto me sucedió para bien y para no tan bien; que en un porcentaje muy elevado, la teoría no concuerda con la práctica.
Cada comienzo de ejercicio preparo un proyecto de actividades, acciones, vivencias y casi nunca, al menos por ahora, apenas suelen revelarse y coincidir con las previstas.
Encuentro satisfacción no haber pisado a alguien, ahora no sería necesario. Sigo manteniendo mis niveles de criminalidad por debajo del 0,5%, eso también me satisface, aunque es cierto que en ocasiones me gustaría quitar la coma. De relaciones amorosas lo dejaré para un último comentario.
Las amistades in crescendo. Sí, ya sé que debería utilizar progresando, pero como sabéis me encanta la ópera, la música sinfónica y su terminología italiana. Esas amistades incentivadas, nuevas, recuperadas, activas, incesantes, más naturales, esenciales, afectuosas, incluso las que me atrevo en llamar dormidas, suelen activarse cuando menos lo esperas. Simplemente maravilloso, o eso parece.
El paso del tiempo es un sinvivir, me recuerda constantemente que pasa irremediablemente. No es que me moleste, bueno a veces si, pero vamos a ver, algunas amistades no me tienen en cuenta, si el año pasado supieron cuantos cumplía, porque vienen este y te asaltan con ¿Y cuantos caen?, pues eso, uno más que el año pasado. Vuelvo al sinvivir. El calendario insiste cada día en anunciarte cada siete días que la semana ha pasado, el banco al ingresarte a finales de mes la nómina, el ordenador y su agenda para anunciarte que tu evento se producirá en tantos días, tu centro comercial envía su felicitación de aniversario, sin olvidar al gran hermano FB que ya se ocupa de recordar a los miles de seguidores que tu aniversario se celebra en la fecha prevista y les invita a enviarte su felicitación, algunos incluso la mandan y pese a que muchos ni siquiera nos conocemos personalmente, suelen hacerlo y es de agradecer.
Ciertamente estoy satisfecho y en ocasiones hasta completo. Supe apartar de mi vida a un elemento disuasorio de mi libertad y cultura y con ello, cumplir una serie de metas que durante años, a mi pesar, había olvidado. Aunque en ocasiones debo reconocer que el refrán, «el hombre es el único animal que tropieza en la misma piedra» se aproxima a la certeza. Me considero buena persona en el más amplio concepto y no significa que no advierta los comportamientos de algunos seres, de ambos géneros, para conmigo, aunque soy incapaz de dejarlos en la estacada cuando precisan ayuda. Ellos, transcurrido cierto tiempo recurren al olvido y otras apariencias para, de manera individual o a título de susurro, reconocer sus errores. Suelo esperar, incrédulo de mi, a que ese suceso confirme que la mayoría de los seres humanos son buenos. Cada año insisto con idéntico resultado en los casos que aún se mantienen pendientes de resolver, por ellos naturalmente.
Queda por afrontar el aspecto amores y creo que seguiré conformándome con algunas e importantes amistades que me rodean, al fin y al cabo las amo y las considero mi familia al carecer de ella desde hace años, aunque algunos supongo siguen viviendo aunque no lo parezca. Pero en efecto son los otros amores, y esos no espero alcanzarlos. Son muchos los recuerdos que me envuelven en el transcurso de los años, y si bien suelo encontrar un enorme vacío difícil de llenar, también es cierto e imposible, revivir el pasado. No obstante si recibo un correo de Ella felicitándome, el corazón se envalentona, late con prisa y pese a saber que solo es una acción solitaria carente de otro detalle e intención, ese día alcanzo la cima del Éverest sin oxígeno, al siguiente el mundo continúa como antes, pero soy feliz durante un momento.
La otra felicidad la alcanzo trabajando cada hora e inventando historias con las que favorecer a cuantos amigos y amigas me rodean, a quienes estoy muy agradecido por dejarme entrar en sus vidas y participar de su amistad. Es un lujo hoy en día.
Gracias a cuantos me consideráis vuestro amigo, de verdad.
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