Durante años científicos y astrónomos emitieron informes señalando el acercamiento a nuestro sistema solar, de un objeto de gran intensidad lumínica. Las numerosas teorías surgidas poco o nada mencionaban el posible cataclismo que la incursión del visitante estelar produciría. Carecían de elementos suficientemente analizados para determinar sus intenciones. Dada la velocidad mostrada en su acercamiento, algunos especularon se trataba de una invasión extraterrestre. Otros, sin embargo, anunciaban la incursión en nuestro sistema planetario de una estrella errante, posiblemente expulsada desde otra galaxia que competiría con el Sol.
Transcurrieron cuatro meses cuando distinguidos miembros de la disciplina astronómica, se reunieron para reflexionar sobre la situación. Según observaciones recientes el objeto luminoso había ralentizado su acercamiento, su tamaño, aunque pequeño, se asemejaba al de nuestro satélite, aunque su brillo era cada vez más intenso. No quisieron darle importancia debida.
Dos meses más tarde la mayoría de los habitantes se mostraron complacidos con la aparición del sol y el objeto. Aquel amanecer permitió a todos los habitantes del planeta celebrar la existencia de dos soles. El brillo del objeto aumentaba por momentos, su intensidad competía con la del sol. El atardecer no apareció ese día.
Únicamente un joven astrofísico conocía el futuro, se atrevió a informar a sus amigos y familiares: Prepararos, mañana el objeto visitante dejará de existir, observar que tiene una corona circular mas brillante que el núcleo, es sin duda un mal presagio. Ha venido hasta nuestro sistema solar para morir como una estrella enana. Su explosión hará desaparecer a la Tierra y su satélite, muy a pesar nuestro mañana no veremos amanecer.
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